Ya pasó el Sant Jordi. La rosa roja de tu corazón aún permanece congelada entre las páginas del olvido. No fuimos nada más que baratijas de nada en tiendas de provincia. Nada más que retazos baratos de mercado chino. Y aquella manera de sabernos definitivos. Enarbolando la soberbia y la ignorancia de creernos eternos. Nadie nos enseñó que la vida pasa en un minuto. Lo que dura un burdo spot en cualquier canal. Estamos condenados a deambular por caminos laterales. A ser menos que el canto de un grillo. A ser menos que una sierpe en el arroyo de un pantano. Tarde nos dimos cuenta de nuestra calidad de marionetas. Que estamos acá para seguir un designio imperfecto. De un director bastardo y cruel. Que no entiende de un beso dado en Barcelona. De un film de Bergman. De la poesía de Ezra Pound. Ya pasó el Sant Jordi y no hay rosas ni libros ni besos. No hay recuerdos ni lágrimas. A veces pasa un camello. Una tormenta. Un cometa. Luego el silencio. La bruma. Jinetes de espumas. Luego nada. Tierra arrasada por el espanto. Espanto de la memoria y el olvido.
Hugo Vera Miranda.
Uno de mis poetas vivos favoritos, pueden visitar su blog AQUÌ.
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