viernes, 29 de mayo de 2009

SVEN

Cuando salí del hospital la ciudad había sido destruida por completo. Era un viernes y hacía sol, pero también llovía. La mañana olía un poco a whisky, un poco a Philip Morris Products Inc. Richmond, Va Flip Top. La mañana era una prisión de luces amarillas, una prisión con cielo azul y hojas secas. Pensé en Amarilla, que se había ido una semana atrás. Deseé con todas las ganas del mundo entrar con Amarilla en algún bar tomando una copa y viendo alguna pelea. Simplemente estar con Amarilla y verla a través del efecto del vodka y después salir a la calle, a algún parque y decirle tranquila muñeca, yo te amo, tranquila muñeca, yo te quiero, tranquila muñeca, todo va bien, tranquila muñeca, el próximo sábado te llevo al hipódromo y apostamos por LCD o por Sandinista, tranquila muñeca te compraré gafas de sol y nos emborracharemos toda la tarde, no importa si el LCD no gana, no importa, sólo importa que estemos los dos, luego iremos a la playa a ver los barcos, contaremos los barcos, soñaremos que estamos en África, en Asia, tranquila muñeca, llevaremos todos tus gatos, de eso puedes estar segura, tranquila muñeca, los dos estaremos presentes en el leve perfume de los árboles en las mañanas, seremos árboles, seremos hojas, seremos el viento, tranquila muñeca, nos desmoronaremos lentamente en las mañanas de lluvia, en las mañanas de sol, y luego, cuando pasen los días, no tendremos ni las mañanas, ni la lluvia, ni el sol, tranquila muñeca, también llevaremos vodka y whisky para ensopar los días, mañanas y las noches, los minutos, las horas, las hojas, las nubes, el cielo, el aire, las calles, las montañas con alcohol, con ruido, con babas, con sudor.

Tranquila muñeca.

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