Amo a los malos
Un elogio de Robert Juan-Cantavella
Me gustan los malos porque en la mecánica vil del bien y del mal no les toca lo correcto sino lo divertido, y quizá sea que Bien no hay más que uno y ellos no son gente que hace colas para conseguir lo que no hay para todos. Adoro a los malos porque a diferencia de los tontos, perdón, de los buenos, siempre pueden ser todavía más vivos, perdón, más malos. Me gustan los malos porque de ellos no es el reino de los cielos y sí, en cambio, los sillones presidenciales, los más caros abogados y la impunidad. Me gustan los malos porque tienen la fascinante capacidad de alinear en su contra a los buenos que andan cerca.
Odio a los buenos
Una diatriba de Hernán Migoya
Odio a los buenos porque siempre anteponen el bien común al individual y eso no es humano, lo que los convierte en gente rara e incomprensible. Odio a los buenos porque los buenos se protegen entre ellos mientras que los malos se traicionan entre sí, por lo que los buenos siempre tienen su progenie garantizada mientras que los malos acabaremos tristes y solos. Odio a los buenos porque suelen encontrar un fácil consuelo de lo finito de sus vidas en motivaciones de lo más cretinas, como la fe en lo irracional o el tener descendencia. Odio a los buenos porque el Estado siempre está de su lado, y el Estado es un enemigo imbatible si convence a los buenos de que tú eres un enemigo del Estado. Odio a los buenos porque siempre están del lado de la mayoría, y la mayoría siempre es cobarde.
Un elogio de Robert Juan-Cantavella
Me gustan los malos porque en la mecánica vil del bien y del mal no les toca lo correcto sino lo divertido, y quizá sea que Bien no hay más que uno y ellos no son gente que hace colas para conseguir lo que no hay para todos. Adoro a los malos porque a diferencia de los tontos, perdón, de los buenos, siempre pueden ser todavía más vivos, perdón, más malos. Me gustan los malos porque de ellos no es el reino de los cielos y sí, en cambio, los sillones presidenciales, los más caros abogados y la impunidad. Me gustan los malos porque tienen la fascinante capacidad de alinear en su contra a los buenos que andan cerca.
Odio a los buenos
Una diatriba de Hernán Migoya
Odio a los buenos porque siempre anteponen el bien común al individual y eso no es humano, lo que los convierte en gente rara e incomprensible. Odio a los buenos porque los buenos se protegen entre ellos mientras que los malos se traicionan entre sí, por lo que los buenos siempre tienen su progenie garantizada mientras que los malos acabaremos tristes y solos. Odio a los buenos porque suelen encontrar un fácil consuelo de lo finito de sus vidas en motivaciones de lo más cretinas, como la fe en lo irracional o el tener descendencia. Odio a los buenos porque el Estado siempre está de su lado, y el Estado es un enemigo imbatible si convence a los buenos de que tú eres un enemigo del Estado. Odio a los buenos porque siempre están del lado de la mayoría, y la mayoría siempre es cobarde.
Extracto de Etiqueta Negra (del 2006 número 34 si mal no recuerdo no pidan tanto han pasado casi tres años!!!!!)
No hay comentarios:
Publicar un comentario